El momento en el que tu nueva mascota pone una patita dentro de tu hogar... todo cambia. Y aunque los papás y mamás se puedan sentir ofendidos, realmente lo comparo como cuando llegas del hospital con tu bebé en brazos. Me permito el lujo de comparar estas situaciones porque, salvando todas las distancias, tienen similitudes: alguien "ajeno" llega a tu hogar para perturbar la calma y modificar el estilo de vida que llevabas hasta entonces.
Bella es una perra bastante miedosa y prudente, así que su llegada se caracterizó por observarlo todo cuidadosamente, a nosotros y al resto de cosas que se fue encontrando por el camino.
Inmensamente cariñosa y muy apegada a nosotros desde el primer momento, la primera noche la pasamos entre llantos y quejidos. Y la segunda... Y la tercera... Y las dos primeras semanas enteritas! Aún así no cedimos y Bella siguió durmiendo en su espacio reservado de la cocina, aunque arañara, llorara, mordiera y consiguiera desesperarnos en algunos momentos.
Sin duda su llegada nos llenó de alegría y, desde entonces, nos sentimos siempre acompañados y muy queridos. !Qué gran sensación! ¡Bienvenida a casa y a nuestras vidas!
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